Mi tío Paco 🍉 (y por qué yo hago lo que hago)

Hola,

Hoy escribo con el corazón lleno de emoción y agradecimiento.

Quiero hablaros de una persona clave en mi vida: mi tío Paco. Un hombre que, sin saberlo, sembró muchas de las semillas que me han convertido en quien soy. En el vídeo que tendréis abajo de Televisión Hellín, podéis conocerlo un poco más:

Mi tío Paco es frutero ambulante. Un oficio cada vez más raro, más aún por las zonas despobladas del sur de Albacete. Recorre aldeas vendiendo fruta, pan y conservas. Lleva más de 70 años en activo con el negocio familiar que empezaron mis abuelos. Una vida entera al volante de su furgoneta, repartiendo alimentos… y sonrisas.

Pero para mí, su influencia va más allá de las frutas.

Es uno de los motivos por los que me dedico al humor.

Con él descubrí a Cruz y Raya, Martes y Trece, Gila, Eugenio… Veíamos vídeos juntos, alquilábamos pelis como Ace Ventura en el videoclub y las veíamos «ca mi abuela». Desde pequeño mi objetivo era claro: hacer reír al hombre más gracioso que conocía.

Y cuando lo conseguía… era magia pura.

Recuerdo una vez que está grabada a fuego en mi memoria:

Domingo por la tarde. En casa de mis abuelos. Mi abuelo —hombre serio, curtido por una vida dura— se despierta de la siesta con un peinado completamente loco. Yo tendría unos 9 años. Me levanto, le planto la mano para chocarla y suelto:

«¡Fuah, yayo, qué peinado tan guapo! ¿Nos vamos de fiesta pa’ la zona?»
(La zona: donde están las discotecas de Albacete)

Mi abuelo no dijo nada. Solo me miró como pensando:

“Este chiquillo está fatal.”

Y mi tío Paco se partió de risa. Una risa limpia, inesperada, honesta.
Ahí entendí el poder de hacer reír, incluso en los momentos más serios.

Además de divertido, mi tío siempre fue ejemplo de trabajo, de esfuerzo, de humildad. Le he acompañado en la frutería, he cargado cajas, hemos ayudado a construir la casa de mi tío Josete. Todo eso, que entonces parecía una tontería, se me quedó clavado como una lección: “Haz lo que puedas, ayuda donde puedas, y sé útil en este mundo.”

Por eso hoy quiero rendirle este homenaje.

A él, a mi tío Josete, a mis abuelos. A esos oficios nobles, a los trabajadores invisibles que sostienen la vida de los pueblos.
Y también, por qué no, a esa chispa de humor manchego que no necesita escenario para brillar.

Gracias, tío Paco. Por todo.